Lo busqué. Busqué conquistarlo de todos los modos posibles. Empecé de a poco, ganando su atención con pequeñas cosas. Fui sumando gestos, actitudes, palabras. Un día estaba adentro: había logrado su confianza, su cariño, su interés.
Cuando estuvo entregado, y ya era mío, cuando había logrado que diera vuelta el mundo por mí, cambié mi estrategia.
Me volví arisca, impertinente y porfiada.
Me hice odiar casi compulsivamente. Lo lastimé, por dentro, por fuera y un poco en el centro.
Lo humillé de varias formas y colores.
Después de un tiempo, como era previsible, se cansó y se fue. Triste y agotado. Desilusionado también.
Ahí fue cuando por fin me enamoré.
2 comentarios:
es que timing is the answer, ma chère pastiche...
Hablando de timing, me costó más de un año pasar a responder.
Más de un año y seguimos contando porque la verdad esto no es una respuesta tampoco... sólo una reflexión.
Volveré.
Volveré?
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