De todo un poco y de nada mucho


Este blog ha sido creado en honor a todos los pastiches del mundo.
Bienvenidos y no olviden dejar sus zapatos en la entrada.
Gracias.



11/12/10

*Nota: el siguiente post es sólo para adultos. Se revelan aquí algunas cosas que los niños no deberían leer.
La autora no se hace responsable de los resultados.




Creo que es hora de ponerle fin a esta farsa.
Cada año es la misma cosa... engañar así a los niños, no les da vergüenza?

Creo que si nos abstraemos del gordito simpático de nariz rosada y barbas blancas, lo que descubrimos es una terrible mentira.
Mentira que tarde o temprano quedará al descubierto, y ahí es cuando empiezan los problemas...
Adiós ternura, adiós esperanzas. Qué queda? La mentira viene de los propios padres, tíos, abuelos, hermanos, amigos incluso!
La gran mayoría de los problemas mundiales se verían solucionados, creo yo, si los niños no tuvieran que pasar por este baldazo de realidad desde tan temprano.
Es ahí cuando se termina la infancia, no en la pubertad.
Ese es el momento en el que nuestra inocencia se ve burlada, vejada, escupida incluso.

En mi caso particular, dejó marcas traumáticas que aún trato en terapia.
Ya no me avergüenza contar la historia. De hecho lo hago para que tomen conciencia, padres del mundo, del mal que le están haciendo a los adultos del futuro.

Desde chiquita, teniendo yo 4 o 5 años, mi amiga de la infancia, que vivía puerta por medio, me reiteraba incansablemente que "papá noel no existe, son los padres".
Pero mi fe era inquebrantable.
Con rabia la miraba, con rabia y con pena, pobrecita... no tiene fe...
Pero claro que alguna duda me surgía, entonces corría yo a los brazos de mi querida madre (que me mentía a cara de perro, vean ustedes) y le contaba la insistencia de mi amiga en negar al buen papá noel.
Mi madre exponía su argumento una y otra vez: "es que papá noel sólo visita a quienes creen en él. Como ella no cree, los padres le regalan cosas para que no se ponga triste. Por eso ella piensa que papá noel son los padres".
Una y otra vez escuché el argumento, una y otra vez me regocijé por dentro. Yo era una de las afortunadas.
Mi fidelidad, mi absoluta redención, se veían premiadas cada navidad con un árbol lleno de regalitos con mi nombre en ellos.

Alguna vez traté de evangelizar a mi amiga. Traté de llevarla por mejores sendas. Le dije: "si tú no crees, nunca vendrá... y tus padres deberán seguir comprándote los regalos..."
Con mi manita apoyada en su hombro, mis ojos brillantes por la esperanza que me llenaba,  y mi mejor mirada de compasión hacia esa pobre alma perdida.
Alma perdida que se mataba de risa, a carcajadas, y repetía otra vez: "no seas boba!! papá noel no-ec-sis-te"

Así pasó el tiempo.
Me mudé luego. No vi más a mi amiga y no tuve que soportar más sus teorías conspiratorias.

Entré a la escuela. Ahí tuve que afrontar varias negaciones más. Todos esos niños perdidos, negando y renegando el milagro de navidad. Pobres...
Se reían de mí, claro está. Pero yo hacía oídos sordos a sus risas necias.
Yo estaba más allá.
Yo veía lo que ellos no.
Y por eso yo recibía mis regalos de la mano del legítimo papá noel.

Siguió pasando el tiempo... no diré cuánto tiempo pasó, pero les aseguro que ya estaba bastante grandecita.

Un año, al acercarse la fecha, las negaciones ya eran demasiadas y estaban por todas partes.
Hasta una fe estoica como la mía tiene sus resquemores. Así que fui nuevamente con la pregunta a mi madre, cual católico se acerca al confesionario: "mamá, las dudas vuelven, preciso escucharte decirlo otra vez... papá noel existe, verdad?"

No olvidaré jamás la escena.
Mi madre, sentada en la cama, se quebró por fin. Luego de años de mentirme sin compasión (a mí! su propia sangre!), vio el desespero en mis ojos y confesó (entre risas lo confesó la muy maldita): "no nena, papá noel no existe..."

Mis piernas se aflojaron. El mundo a mi alrededor se detuvo.
Se me nubló la vista y se me aceleró el pulso.
No podía ser cierto. No podía.
Recordé a mi amiga, recordé a tantas otras personas que juzgué de tercos.
Me sentí usada, ultrajada, burlada.

Entonces hice cuentas mentales y até cabos. Mirando con desespero a mi progenitora realicé mi siguiente pregunta: "y los reyes magos tampoco!?"


3 comentarios:

Elevalunas Ecléctico dijo...

Esta historia para adultos... me ha excitado. Lo confieso. Creo que no me encuentro bien.

Fede dijo...

Que cierto!

Yo estoy seguro que voy a sentir indignación cuando tenga que perpetrar la gran mentira de papá noel en su pobre alma inocente.
Preferiría decirle que lo quiero mucho y le compré un regalito.

Y uno no puede negarse a la mentira, porque claro, sos cruel, malo, que no dejás al chico creer en cuentos de hadas y sea inocente.

Sería tan malo un niño que no crea en las hadas, papá noel y los reyes magos?

O será que ya de chiquito lo van adoctrinando para ingresar a la religión, la gran mentira humana?

chica pastiche dijo...

elevalunas, es cierto, no se encuentra usted muy bien...

fede, en realidad tal vez sea mejor irlos preparando desde chiquitos: la mentira existe, el mundo es cruel, y empezá sabiéndolo ahora, papá noel es una farsa.